lunes, 7 de diciembre de 2009

Yoko Ono y Sophie Calle

El arte conceptual es rico en manifestaciones expresivas donde la reflexión y el análisis encuentran cabida, no ya desde la perspectiva del análisis plástico formal sino desde la idea como condensadora y catalizadora de la materialidad, donde la percepción objetual tangible no es un requisito predominante, en el cual se conjugan la subjetividad en mayor medida y la desintegración de los prejuicios.

Tomando en cuenta lo expuesto anteriormente, trataremos de abordar la obra de Sophie Calle y Yoko Ono a la luz del humanismo, por considerar que sus obras presentan ciertas características que se enmarcan dentro de este concepto. Henri Van Lier nos expresa en el texto Humanismo y arte contemporáneo la disimilitud entre el artista de nuestro tiempo y el artista "clásico":

"La nuestra es una vieja cultura y la característica de las culturas declinantes consiste en que el hombre se entrega a reflexionar, no sólo en lo que hace, sino también sobre lo que hace, sobre el acto de hacerlo. El hombre clásico está íntegramente vuelto hacia sus obras: como acaba de descubrir nuevos valores, es comprensible que se apasione por sus tareas. Por el contrario, los valores de que vivimos nosotros están gastados, hemos comenzado hace tiempo a dudar de ellos, y por lo tanto, nos interrogamos sobre el sentido de nuestra acción, de toda acción (…) la introspección, la interrogación perpetua sobre la oportunidad y el sentido de la acción, han llegado a ser para nosotros como una segunda naturaleza."

Sophie Calle y Yoko Ono son de las máximas representantes del arte conceptual de nuestro tiempo encontrándose en el contexto de la posmodernidad. Su obra es rica en significados y significantes sugiriendo al espectador la intertextualidad de una obra artística de este género. En ellas, las incógnitas están dirigidas hacia el mundo exterior desde un profundo trabajo introspectivo que se convierte en extroversión al invertir papeles en la vida cotidiana de otras personas y mostrando algunos rituales o costumbres de su propia vida.

Ambas artistas ponen en evidencia el pathos como elemento de lo cotidiano, incuestionable en el seguimiento a otras personas. A pesar de tratar de mantener un "contacto distante y neutral" en el caso de Calle, llega en ocasiones a imbricarse al objeto observado, analiza y hasta utiliza el resultado de sus análisis para fines comparativos cotejándolos con su propia experiencia.

Otra característica del humanismo contemporáneo es la flexibilidad y según Burckhardt "el humanismo significa el descubrimiento del hombre en cuanto hombre y, consiguientemente, la reafirmación de todo lo humano, tanto en el sentido del individualismo como en el sentido de la "humanidad". Como ejemplo de ello en la obra de esta artista puede mencionarse Les Dourmeurs de Calle, de 1979 donde señala lo siguiente:

"Lo que me gustaba era tener en mi cama gente que no conocía, de la calle, que no sabía lo que hacían, pero que a mi me daban su parte más íntima, (...) ver como dormían ocho horas por la noche, como se movían, si hablaban, sonreían. Esta gente no sabía quién era ni qué hacía (...) Venir a dormir a mi lecho. Dejarse fotografiar. Responder a algunas preguntas. Mi habitación tenía que constituir un espacio constantemente ocupado durante ocho días, sucediéndose los durmientes a intervalos regulares (…)Algunos se cruzaron(...) un juego de cama limpio estaba a su disposición (...) no trataba de saber, de encuestar, sino de establecer un contacto neutro y distante. Yo tomaba fotos todas las horas. Observaba a mis invitados durmiendo."

Este es un trabajo interesante, donde la identitas juega un papel decisivo en el sentido tautológico, esa seducción por tener en su cama "gente que no conocía" para fotografiarlas, para adentrarse en la psiquis de los invitados, sin ninguna connotación artística subyacente. En la obra Rape de Ono, aborda a una mujer sin decir una palabra, el papel más importante lo lleva la cámara que logra en la mujer la expansión de todos sus sentimientos y humores, a diferencia de Calle, Ono es, por decorlo de algún modo, menos sutil.

También se hace necesario mencionar el carácter reflexivo de la obra de Ono y Calle, donde cada una de sus representaciones es producto de un estudio del objeto hasta llegar a mezclarse con el producto de esa reflexión condensado en su obra. Van Lier nos expresa a este respecto que:


"La reflexión ha desmontado al hombre y lo ha despojado de sus últimas vanidades; ha desmontado a la naturaleza y ha arrojado fuera de ella a los últimos dioses falsos. Y no han quedado frente a frente más que la libertad humana por una parte, una libertad de la que el hombre es aterradoramente responsable, y por otra parte la naturaleza, esfinge acurrucada sobre el enigma que sería menester arrebatarle. Jamás la condición ha sido percibida en una desnudez semejante. Y el hombre se ha puesto a interrogar a los dos términos de esa trágica confrontación, volviéndose ya hacia el mundo, ya hacia sí mismo, a descubrirle un sentido. El arte de hoy en día registra estos dos movimientos y en sus mejores representaciones alcaza un carácter de patética búsqueda."


Y es esa búsqueda la que vemos reflejada en estas obras, un afán de perseguir al otro, y me atrevo a decir que no solo a buscarlo por ser el otro,sino como una importante afirmación de uno, es decir, yo existo gracias al otro que me inventa, si no está el otro, no soy, hay una necesidad de establecer un contacto cercano y distante a la vez; más allá de eso, la implicación con el objeto perseguido fuente de nuevas experiencias. Observan pertinaces la costumbre del otro, hacen de lo cotidiano una historia, una ilación de acontecimientos casi fetichistas. En Suite Vénitienne, de Calle, 1980, persigue a un hombre hasta Venecia durante dos semanas para fotografiarle y afirma Paula González Alguacil que: "la artista aparece aquí como una amante traicionada que persigue a su hombre para reconstruir sus sentimientos por una persona que sabe que no volverá a tener consigo." Aun cuando en su vida real se dejase llevar por el azar, no aceptaba las circunstancias, como cuando consiguió cartas de Greg Shepard dirigidas a otra mujer, tachaba el nombre de ella y escribía el suyo.

Después de todo lo expuesto anteriormente, podemos deducir que en la obra de Sophie Calle y Yoko Ono lo premeditado es lo que muestran de su vida pues exhiben lo que quieren y lo espontáneo es la actitud de las otras personas y el azar. En este juego entre lo que escogen mostrar al espectador y lo espontáneo de las acciones, confiere al arte conceptual un carácter auténtico y una perspectiva personal.

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