viernes, 4 de diciembre de 2009

On Kawara y Stanley Brouwn: Artífices del tiempo y el espacio

Recorrer distancias o el movimiento de un lugar a otro, son parte de las actividades humanas cotidianas más esenciales. Desde 1960 la obra de Stanley Brouwn se ha concentrado en esta actividad.
Brouwn usa sus propias unidades subjetivas de medida (el pie-sb, el codo-sb y el paso-sb) y las contrapone al sistema métrico adoptado universalmente o a otras unidades locales de medida, a menudo obsoletas. Al principio Brouwn anotaba esas distancias mediante segmentos de línea en un papel, o mediante texto y cifras en fichas que guardaba en ficheros o en carpetas.
Desde principios de los años ochenta ha utilizado láminas o tiras de aluminio, además de volúmenes de metal o madera, él considera estas formas bidimensionales y tridimensionales como instrumentos de medida. Con dichas unidades de medida retrata personas, edificios, espacios, paredes y suelos, entre otros.

En su obra, la forma y el material dependen del concepto. Para su exposición walking through cosmic rays, en el Städtisches Museum in Mönchengladbach, Brouwn pidió que el museo retirase todas las obras de arte y dejase los espacios vacíos, de tal forma que la gente pudiera experimentar la sensación de caminar entre rayos cósmicos. En otra de sus exposiciones, retrató las salas y las paredes anotando las medidas en fichas, en tanto que los espacios permanecían vacíos.
En otras obras, Brouwn mide edificios que ya existen y anota su tamaño en un papel, o se enfrenta a un espacio real con una unidad concreta de medida. También se pueden ver maquetas arquitectónicas de edificios aún pendientes de construcción, que están basados en el pie-sb, el codo-sb y el paso-sb.

En la serie this way brouwn, pregunta a los transeúntes cómo se va desde a hasta b; sus notas en un papel precisan las indicaciones. A veces las indicaciones son solo verbales y el papel se queda en blanco. Luego estampa this way brouwn en las hojas de papel. Del mismo período son las obras con pisadas sobre hojas de papel. Mientras camina, Brouwn suelta hojas de papel, que caen revoloteando a la calzada o la calle. Luego vuelve a recoger las hojas de papel que llevan la marca de las pisadas de los transeúntes que se dirigen desde a hasta b. al mismo tiempo también hace sugerencias para recorrer distancias, como con la obra de 1962 una caminata por recorrer sobre un césped en la línea exacta a-b; todos los días durante todo un año.
A principios de los años setenta, Brouwn fue a Marruecos y Argelia pasando por Bélgica, Francia y España. Todos los días anotaba cuidadosamente el número de pasos que daba en cada país. el resultado es la obra del 18 de marzo al 18 de abril de 1971 yo conté cada día el total de mis pasos con un contador manual, que comprende un inventario de sus pasos, anotado en fichas. este proyecto es el primero de una serie de obras en las que Brouwn anota las distancias recorridas durante un período determinado en un determinado país o ciudad. el número total de pasos en una serie de países queda registrado en fichas. junto a estas obras, en las que, de hecho, Brouwn anota las distancias recorridas; también hay otras en las que construye y analiza distancias. Por ejemplo, las obras en las que describe la distancia de 1 metro en relación con distancias que van de 1 km a 1 mm.


Las distancias imaginarias entre Brouwn y una persona o un punto determinados en un momento determinado constituyen el material de una serie de obras más recientes. se trata de líneas o triángulos imaginarios que varían de longitud a cada segundo, según la posición de la persona en cuestión. En otras obras contrapone lugares existentes con espacios imaginarios.
Brouwn no publica fotografías de su obra, así como tampoco información biográfica ni bibliográfica. No concede entrevistas. Esa información le resta valor a la propia obra: es solo paja, afirma, la propia obra ofrece la entrevista, escribe la biografía. Brouwn ha mantenido esta actitud desde el principio y constituye para él parte de su obra es esencial, dice:

Las distancias nunca habían estado tan desprovistas de sentido como ahora. Cada vez hay más personas que efectúan vuelos de larga distancia varias veces al año. Cada día se ve más debilitada la validez del concepto de distancia. En mi obra las distancias se revitalizan. Recuperan sentido

Por otro lado, pero por la misma línea, en un momento en el que el arte comienza a penetrar en el terreno del arte conceptual más allá de la pintura y donde ya no es necesario para los artistas producir una obra física de arte, puesto que el concepto constituye un fin en sí mismo, el arte de On Kawara llevaría esta idea hasta el extremo de que sus obras documentan un hecho tan simple como su propia presencia y existencia en el tiempo. Ciertamente la obra de Kawara es una documentación de su vida asociada a la noción del tiempo; un registro fiel, obstinado y riguroso de sus actividades cotidianas a través de las diversas estrategias que emplea para generar el material biográfico que posteriormente es empleado como arte. El trabajo de On Kawara no puede ser considerado únicamente como una representación y una conceptualización del tiempo y el espacio a partir de la utilización del lenguaje y los signos. Su obra hace referencia al movimiento, al desplazamiento, pero también a la anulación de la diferencia entre aquello que se ve y aquello que se lee.

Las series autobiográficas de Kawara consisten en una documentación de su vida plasmando en sus obras de arte sus gestos y sus pensamientos más cotidianos y banales. Durante un tiempo el artista en su obra I Went elaboró mapas donde trazaba y recogía sus paseos diarios y viajes en taxi. La obra es prueba de, no sólo su existencia en el tiempo, sino la de la historia social y eso es más que suficiente ya que la austera presencia y el ego suprimido de Kawara tiene la capacidad de mostrarnos que estamos vivos al evidenciar por sí misma el paso del tiempo. El artista Kawara se desmaterializa en su obra para convertirse en lo que él llama pura conciencia lo que hace que su obra sea a primera vista tan impersonal. Su obra sirve como vehículo para la meditación ontológica acerca de la temporalidad y la duración como experiencias subjetivas del momento presente.
La obra de Kawara logra aportar relevancia a la rutina de la vida que puede parecer insignificante generando el mismo tipo de preguntas, demostrando que el arte trasciende al mercado, a las modas y a las cambiantes especificaciones academicistas, para generar un espacio de reflexión sobre nuestra propia existencia en el tiempo y el espacio.
En ambos casos el tiempo, las distancias que se orientan en una dirección, o las distancias imaginarias que carecer de dirección y el ser, liga lo temporal con lo geográfico y lo personal, por que ambos proponen que la conciencia de la relatividad de una fecha, de un espacio, de un tiempo determinado sólo puede venir dada por un acontecimiento preciso de la vida personal, de un entorno cercano o de un contexto entendido en sentido más amplio como territorio, ciudad o país.

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